domingo, marzo 27, 2005

AMIGO ENEMIGO, RELACIÓN ANTITÉTICA PURAMENTE POLÍTICA Análisis y Visión del Concepto de Política de Carl Schmitt.

Amigo y enemigo, antagonismo para Schmitt muy significativo, ya que su distinción es propiamente política y en este norte nos trasladamos al análisis de su texto “El concepto de política”.

Es interesante como prácticamente define esta distinción, cuando destaca que es una intensidad extrema de una unión o separación. Esta lectura analiza una completa gama de escenarios en donde la relación amigo enemigo se podría ejecutar.

Primeramente el existencialismo de los conflictos, al aceptar que un enemigo político, está presente, niega completamente a mi parecer de toda objetividad, la supervivencia del propio ser o el intento de salvar la vida propia, según esta doctrina, se limitaría al pensamiento se que siempre deberá existir por lo menos un enemigo político, para tener una razón de existencia.

Lo importante es que esta relación se deslinda de otros antagonismos superficiales desde el punto de vista puramente político, al identificar la existencia de otro conjunto de hombres que también luchan por su existencia como enemigo público.

El enemigo político es simplemente el enemigo político y no necesariamente también el personal o privado, y es importante tratarlo y observarlo como tal, de ahí que Schmitt señala que el antagonismo político es el más intenso y extremado, y su contraste puede llegar a ser más político si se acerca a la agrupación amigo enemigo.

Ahora cabe mencionar la parte concerniente al análisis que realiza el autor con respecto al pluralismo de partidos en Alemania de 1919 a 1932. Es impresionante como en aquella época ya existía esa concepción pobre de política como sinónimo de política de partido, tal como es hoy en día al menos en la mayoría de los países latinoamericanos; valga la oportunidad que nuestro actual Presidente de la República del Ecuador, ora claramente por una supuesta despolitización de la Corte suprema de Justicia, es decir, despojarla de toda manipulación político – partidista; este viene a ser un ejemplo claro de la reducción del verdadero concepto de política que sostiene Schmitt como reflejo de la distinción amigo – enemigo a toda actuación política.

La guerra se la trata como el elemento o supuesto real de un comportamiento específicamente político, no como medio ni como fin, es interesante como realiza una diferenciación entre soldado y político, colocando al segundo como ser más capacitado para la guerra, porque lucha toda la vida, en cambio el soldado sólo por excepción. El principio de neutralidad es claro, ya que esta palabra para Schmitt no cabría en las relaciones políticas, ya que si en el mundo existiera neutralidad, se acabaría no solo la guerra sino la política. La polaridad específicamente política del hombre, implica una posibilidad extrema en el agrupamiento amigo – enemigo llamada guerra. Cabe resaltar que en las situaciones difíciles en que se encontraba Europa en los inicios de la Segunda Guerra Mundial con la crisis de la concepciones y doctrinas idealistas luego de la firma del Tratado de Versalles, y el debilitamiento del Estado Alemán, que permitiría en su momento la ascensión de Hitler al poder, comienzan este a surgir este tipo de planteamientos que simplemente veían venir una inevitable segunda confrontación bélica, de aquí, desde mi punto de vista, Schmitt sintetiza y el tema de la guerra como posibilidad real en el proceso de las relaciones políticas amigo – enemigo.

Ahora, también se coloca la llamada unidad política como antagonismos paralelos que influyen en los procesos políticos decisivos, totales y soberanos; por lo tanto, tendría carácter de unidad suprema porque decide mochas veces la actuación o no en conflicto.
El Estado también tiene, según esta doctrina, un jus belli o derecho a decidir de manera propia, el enemigo y combatirlo.

Schmitt señala tajantemente, la utópica idea de alguna vez existiese un Estado Mundial, es decir defiende el principio de pluralidad política en cualquier ámbito, por lo tanto la unidad política no puede ser unidad universal. Las relaciones internacionales actuales, en este punto, confirman lo dicho, ya que por más que se a intentado integrar a las naciones, todavía existen unas marcadas diferencias y un inmenso pluralismo entre las naciones, especialmente en el papel que Estados Unidos está desplegando en el Gobierno de Gorge Bush, y para explica esta hipótesis basta con citar lo que el autor señala: “Cuando un Estado combate a su enemigo político en nombre de la humanidad, la guerra no es guerra de la humanidad, sino una guerra en la que un Estado trata de secuestrar a su favor, contra su adversario, un concepto universal, para identificarse con el (a costa de su adversario)”. A esto añadimos la afirmación de que el concepto de humanidad en un instrumento especialmente adecuado para la expansión imperialista del propio poder. Recordemos que esta era la intención de la Alemania Nazi cuando comenzó a invadir y trato de expandir su poder tratando de fundar un Imperio Ario – Germánico.

La visión antropológica que el tratadista hace del hombre es muy original, ya que a más de que si el hombre puede llegar a ser bueno malo o por naturaleza, lo traslada a la distinción de hombre problemático o no problemático. De esta afirmación se origina la idea clara sobre la suposición de que si un mundo es bueno entre hombres buenos, estos pueden llegar en un momento a estorbar entre si; de aquí que sostiene que teóricos importantes de la política como Maquiavelo, Hobbes y Fichte, presuponen en su pesimismo la realidad efectiva de la distinción entre amigo y enemigo. El abuso de palabras como derecho y paz, lo define como objetivo claro de desmoralizar al adversario.

Hemos entrado ya al análisis de Carl Schmitt sobre el liberalismo, y para esto cabe comenzar por señalar que todas las nociones políticas han sufrido modificaciones y desnaturalizadas por esta tendencia de manera sistemática en el último siglo. Valora su manera de hacer política desde el punto de vista aliancista con otras corrientes no liberales y la lucha constante contra el poder público y la protección de la libertad individual y la propiedad privada.

El liberalismo sitúa al individuo como prioridad antes que el Estado, y surge el individualismo como facultad para que el individuo decida si desea identificar a un enemigo o no.

El autor desea que tomemos en cuenta que el liberalismo y sus ideas se mueven constantemente entre al ética y la economía, tratando de abolir la apoliticidad como violencia conquistadora y la creación de el Estado de Derecho (Estado de Derecho Privado), sirve para utilizar al estado como instrumento de la sociedad apolítica. Por lo tanto el objetivo claro es subordinar al Estado y a la política a una moral individualista.

Desde mi punto de vista esta concepción es extremadamente perjudicial para el buen desenvolvimiento de los sistemas políticos especialmente latinoamericanos y esto se está comenzando a palpar por la carestía del surgimiento de nuevos liderazgos que tengan una idea clara de cómo debe ser tratada la problemática de un Estado. El individualismo y la sociedad apolítica se refleja en la poca participación en interés de la juventud en participar en ella.

Para culminar es necesario citar las contraposiciones polémicas claras sobre la evolución de la política hasta esa época. Por una parte señala que la libertad, el progreso y la razón, vencen al feudalismo, la reacción y la violencia, por otra, la economía, la industria y la técnica, triunfan sobre el Estado, la guerra y la política; y por último, en su actividad política interesa el Parlamentarismo y la discusión sobre el absolutismo y la dictadura. Sin embargo en nuestros días debemos tomar en cuenta que puede estar naciendo una nueva contraposición polémica, la cual puede terminar por el bien de todos en el triunfo del respeto al interés colectivo de las naciones por sobre el interés individual del nuevo monopolio económico sin respeto a la autonomía de acción que debe tener todo Estado.
Javier Orti

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